Preguntarte si tus problemas son lo suficientemente graves como para requerir la ayuda de un profesional es normal. La terapia no sólo es para momentos de crisis; también puede ser beneficiosa para el fortalecimiento personal y la confección de un proyecto de vida.

Encontrar a un(a) psicólogo(a) con el que te sientas cómodo y confiado es esencial. Puedes preguntarte sobre sus especialidades, enfoques terapéuticos y experiencia. A veces, es necesario realizar varias sesiones para determinar si hay una conexión adecuada. Es posible que en la primera sesión, con los nervios, no te de tiempo a evaluarlo todo.

La primera sesión puede generar ansiedad. Preguntarte qué esperar y cómo estructurará el profesional esa primera sesión puede ayudarte a sentirte más preparado. Para mi, en el primer contacto, siempre tomo notas, explico mi enfoque, resuelvo dudas e indago exhaustivamente el motivo de consulta.

¡Por supuesto! Es común sentirse vulnerable al hablar de temas personales. Pero siempre debes tener en mente que la terapia es un espacio seguro para explorar tus pensamientos y emociones, y es normal experimentar cierta incomodidad al principio.

La duración de la terapia varía según la situación y las metas. Algunas personas experimentan mejoras significativas en pocas sesiones, mientras que otras pueden necesitar un enfoque más a largo plazo. Es importante hablar sobre expectativas y metas con tu psicólogo. También, cuando se trata de desarrollar en conjunto un proyecto de vida o un plan de hábitos saludables, puede tratarse de un acompañamiento de largo aliento. Todo dependerá de las características subjetivas de tu caso y los objetivos planeados.

A veces, la gente se pregunta si hay límites para lo que pueden discutir en terapia. Aclarar desde el principio qué temas están dentro de los límites y cuáles no puede ayudarte a establecer expectativas claras.